
Una italiana de 35 años, vecina de la ciudad de Varazze, lleva ya una semana ingresada en un hospital después de que un tubo de pegamento comprado a en un chino, reventó en su mano izquierda.
El pegamento unió sus dedos y expertos locales sostienen que no hay disolventes químicos capaces de separarlos sin causar daño irreparable a la piel de la paciente.
Por tanto, los médicos se vieron obligados a desistir de métodos quirúrgicos a favor de un tratamiento con vaselina que, a juzgar por todo, se va a prolongar por bastante tiempo.
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