El movimiento Dead Drop se basa en el intercambio de archivos en “el único espacio realmente público: los muros de cemento de la ciudad”, por medio de memorias USB incrustadas en estos. Hace ya aproximadamente cinco años desde que se instalara el primer USB en las famosas calles de la ciudad de Nueva York.
Según su creador, el alemán Aram Bartholl, el mundo de hoy en día está cada vez más preocupado por la invasión de la privacidad tecnológica de los ciudadanos, por tanto, encontrar alternativas para compartir archivos fuera del internet, podría ser la clave para la libertad informativa.
La red cuenta actualmente con más de 1.630 dispositivos USB (dispersos por todo el mundo) y más de 12.000 Gb de información y logrando captar usuarios por todas partes.
La expresión en inglés dead drop (en español “buzón muerto”) forma parte de la jerga habitual de los espías desde hace muchos años atrás.
Este es un método de espionaje, el cual permite que dos o mas personas involucradas en una misma misión sereta puedan intercambiar información utilizando un lugar secreto, sin necesidad de reunirse personalmente. Claro en aquella época eran cartas y documentos, hoy en día, son archivos digitales.
Y fue ese el particular concepto que inspiró a Bartholl en octubre de 2010, cuando decidió “instalar” su primer USB, el cual se encuentra camuflado en los ladrillos de una pared neoyorkina.